el contrapunto
Frankenstein en bloque asume la corrupción
¿Apoyarían PNV y Junts una comisión de investigación en el Congreso centrada en el rescate de Globalia?
Estamos en manos de los jueces
Sánchez chapotea en el fango
Resulta atronador el silencio cómplice de todos los socios del Gobierno, subrayo todos, ante los escándalos que acorralan a su presidente. Quienes unieron fuerzas contra Rajoy, invocando la necesidad de combatir la corrupción, han desarrollado una tolerancia absoluta al hedor que desprende la putrefacción ... sanchista. Las imputaciones judiciales tienen ya bajo la lupa al núcleo más íntimo del '1': su mujer, su hermano, su fiscal general o su ex número dos en el partido, sin que los integrantes de la antigua 'liga de la limpieza' alcen la voz. Lo cual es fácilmente explicable. El PSOE, devenido en secta, se limita a repetir el argumentario oficial elaborado cada día en la Moncloa por la auténtica máquina del fango, afincada en sus dependencias. En Podemos, quienes movían los hilos de la indignación han encontrado acomodo en puestos muy bien pagados. Sumar es un fantasma cuya cabeza visible goza de la Vicepresidencia y el desfile de modelitos que conlleva el cargo. Bildu/ETA ha conseguido las reformas necesarias sacar de prisión a sus asesinos y ERC, dinero, aunque incluso sin él se habrían mostrado sumisos al hermano mayor de Ferraz. PNV y Junts son quienes están todavía a la espera de que se les abonen las facturas, lo cual obliga a la oposición a tomar alguna iniciativa que al menos los retrate ante sus bases. ¿Cómo? Obligándoles a tomar partido.
Soy de quienes piensan que una moción de censura ahora estaría abocada al fracaso y solo serviría para reforzar a Sánchez. Una comisión de investigación centrada en el rescate de Globalia, en cambio, sería más difícil de rechazar por parte de esas dos formaciones. Estamos hablando de mil millones de euros concedidos arbitrariamente a un grupo empresarial vinculado al presunto delincuente Víctor Aldama en una operación repleta de irregularidades. Un rescate troceado a fin de eludir el control de la UE, otorgado en virtud de un informe declarado secreto, en un plazo récord y después de que en el transcurso de una comida celebrada en Cádiz, en agosto de 2020, se oyese decir a una de sus beneficiarias: «Nosotros ya hemos pagado la mordida correspondiente y estamos muy tranquilos». De conseguir el PP los apoyos necesarios en el Congreso, por la carrera de San Jerónimo deberían desfilar desde el vicepresidente de la SEPI, Bartolomé Lora, a la sazón responsable de la entidad que suministró los fondos, hasta los técnicos de Price Waterhouse que validaron la operación. Desde la ministra de Hacienda, al entonces secretario de Estado de Transportes y segundo de Ábalos, Pedro Saura, actual presidente de Correos, y los hermanos Hidalgo, por supuesto. A pesar de estar todos convenientemente apesebrados, con suerte alguno acabaría desvelando el misterio de esa milagrosa ayuda salida de nuestros bolsillos. Y si la comisión no prosperara, al menos los de Feijóo habrían cumplido con su inexcusable deber democrático.